logo calmatel
dolor-cervical-como-consecuencia-del-trabajo
Dolores musculares

Dolor cervical como consecuencia del trabajo: trucos para evitarlo

20 julio 2020

El dolor cervical es el que aparece en la zona del cuello, también conocido como cervicalgia. Su incidencia es de las más comunes, motivo frecuente de consulta médica. Se da en mayor medida en mujeres que en hombres, debido entre otras cosas y según apuntan numerosos estudios, a la influencia de los estrógenos sobre la percepción del dolor. Las causas de su aparición son muy variadas, siendo la consecuencia más habitual tras episodios agudos de tensión muscular como ocurre en los “latigazos cervicales”, o por esfuerzos prolongados.

Esta afectación no suele ser grave y responde bien a los tratamientos. No obstante, el agravamiento de las molestias o la falta de respuesta a la fisioterapia o a los tratamientos propuestos, puede ser un indicativo de que ocurre algo más serio. Cuando esto sucede, es imprescindible evaluar exhaustivamente el caso y tratar de encontrar el verdadero origen del dolor cervical.

Lo ideal para prevenir este tipo de dolencias sería mantener una correcta alineación de la columna cervical todo el tiempo, sin sobrecargas musculares que interfieran en el correcto descanso y movimiento de las vértebras del cuello. Pero en la actualidad, es frecuente que nuestra actividad diaria propicie las malas posturas, el traslado incorrecto de cargas, el desarrollo inadecuado de técnicas deportivas o el propio estrés, aumentando enormemente el riesgo de padecer dolor cervical. Es importante tener esto en cuenta, sobre todo en aquellas tareas a las que destinamos más tiempo o suponen más riesgo, como pueda ser nuestra actividad laboral, de esta manera podremos disponer de diferentes herramientas y estrategias que nos ayuden a prevenir lesiones. Detectar el riesgo, y también conocer los signos de alarma que pueden avisarnos de que algo está ocurriendo en nuestro cuello, es fundamental para ponerle solución.

¿Qué tipo de dolor cervical puede aparecer?

Como ya hemos dicho, las causas pueden ser múltiples, muy variadas y normalmente están relacionadas entre sí, pero vamos a dividirlas en tres grandes grupos: las de origen musculoesquelético, las de origen nervioso y otras posibles causas.

De origen musculoesquelético

Esta molestia o lesión aparece por sobrecarga muscular aguda o prolongada, por fatiga, estrés o alteraciones específicas del sistema musculoesquelético en la región cervical. Es frecuente la aparición de contracturas, deshidratación de discos, bloqueos vertebrales o esguinces.

De origen nervioso

Suele derivarse de una afectación musculoesquelética previa que provoca pinzamiento de uno o varios nervios por la aparición de hernias discales, ya sea de forma traumática o degenerativa. Suelen originar lesiones de mayor gravedad que las anteriores, por lo que es importante detectarlas a tiempo para evitar complicaciones que agraven la clínica y empeoren su pronóstico.

Otras causas

En ocasiones, el origen del dolor puede provenir de causas más complejas o menos habituales, y su pronóstico dependerá de la gravedad de la propia causa que lo provoque. Podemos encontrarnos con cervicalgias derivadas de un dolor irradiado de otras zonas corporales, tumores óseos o de partes blandas, estados emocionales extremos, infecciones, o alteraciones de la percepción, como se produce en los casos de personas afectadas por fibromialgia.

Para hacer un correcto abordaje del problema, es importante determinar la causa que lo provoca y establecer un tratamiento adecuado para cada caso. No obstante, no debemos olvidar que el mejor tratamiento para un problema de salud es disminuir el riesgo a través de la prevención.

¿Cómo puedo prevenir los dolores cervicales?

Higiene postural

Debemos mantener posturas adecuadas en aquellas actividades a las que dediquemos mucho tiempo. La higiene postural, o ergonomía, se refiere no solo a la posición estática de nuestro cuerpo, sino también a una correcta distribución de nuestro espacio de trabajo, a la forma de realizar diferentes movimientos o coger pesos, la luz e incluso el ruido ambiental. En el ámbito laboral disponemos de servicios de prevención de riesgos laborales donde te pueden informar de las pautas más adecuadas a tu puesto de trabajo. En el deportivo, entrenadores, médicos y fisioterapeutas nos orientarán para realizar las diferentes técnicas de forma adecuada. Y en nuestra vida personal, será igualmente importante dedicar algo de tiempo a mejorar nuestra higiene postural.

Dormir y descansar

Tanto las horas de sueño como los tiempos de descanso son fundamentales para evitar lesiones. Debemos programar nuestro día destinando a dormir entre 6 y 8 horas, preferiblemente en posición lateral o boca arriba. Los descansos en los periodos de actividad dependerán en gran medida de su intensidad y características, siendo recomendable en cualquier caso realizar pausas programadas para relajar la musculatura, cambiar de postura y caminar o sentarse si fuera posible.

Trabajar nuestro cuerpo

Realizar ejercicio de forma regular y adecuada, nos ayudará a mantener nuestra musculatura equilibrada, disminuyendo el exceso de tensiones que pueden provocar dolor y acabar produciendo lesiones más graves.

Trabajar nuestra mente

Ya hemos hablado de la repercusión que puede producir sobre nuestro cuerpo el exceso de tensión muscular, siendo bastante frecuente en periodos de estrés, ansiedad, o alteraciones emocionales importantes.

Es muy habitual también la aparición de contracturas e incluso dolor de cabeza o cefaleas provocadas por una alteración del estado mental, por lo que deberemos analizar nuestras preocupaciones y encontrar el origen de esas tensiones para poder ponerles solución.

Si no tenemos claro cómo prevenir el dolor cervical, cuáles son las señales de alarma a tener en cuenta, o qué indicaciones son más adecuadas en circunstancias personales, debemos acudir a profesionales que nos ayuden. Médicos, fisioterapeutas, entrenadores personales, técnicos en prevención de riesgos laborales o psicólogos, nos serán de gran ayuda.

Paula Aranda – Fisioterapeuta
N.º COLEGIADA 2385